Viaje a Galicia

Viaje a Asturias y Galicia: Día 6, Costa da Morte

El último de nuestros días completos en Galicia lo aprovechamos para conocer la Costa da Morte, recorriendo la costa en coche y disfrutando de sus paisajes. Nos dirigimos hacia la Cascada del Ézaro, situada en el municipio de Dumbría, a unos 20 kilómetros de Finisterre.

La cascada del Ézaro
La cascada del Ézaro

Esta impresionante cascada tiene en su parte más baja un salto de 40 metros, después del cual el río Xallas se une al mar. Es, además, el río más caudaloso que desemboca en forma de cascada sobre el mar, así que, sin duda, vale la pena visitarlo. Se trata de un espectáculo natural impresionante, debido a la fuerza del agua y el rastro de la erosión que la misma ha ocasionado sobre las rocas.

Es posible, además, contemplar la cascada de noche en días puntuales a lo largo del verano, cuando se instalan focos. En la parte superior del monte Pindo, se encuentra el mirador de Ézaro, con unas vistas privilegiadas de la bahía de Corcubión y la península de Finisterra.

Playa de Langosteira
Playa de Langosteira

Volvimos hacia Finisterre, donde nos propusimos acabar de conocer sus playas. Paseamos por la de Langosteira hasta llegar a hora de comer a la zona del puerto. Algo que no podía faltarnos en una visita a Galicia era una mariscada, así que recorrimos los restaurantes comparando las ofertas de la zona, donde encontramos el Restaurante El Puerto, con menú por 12€ y mariscada por 20€. Pedimos dos menús – pulpo a la gallega, calamares, parrillada de pescado y filete de ternera gallega – y dos mariscadas.

Nuestra mariscada gallega
Nuestra mariscada gallega

Tuvimos la ventaja de comer cerca del apartamento, así que, después de una comida tan copiosa,  pudimos permitirnos el lujo de echar una siesta. Ya repuestos y con la digestión hecha, nos armamos de valor y nos dirigimos a la espectacular playa de Mar de Fóra, una playa salvaje, de arena blanca y fina, con un fuerte oleaje. Allí, nos dimos un pequeño baño, algo que sólo es apto para los más atrevidos, por las bajas temperaturas del agua y el fuerte oleaje. El ambiente era muy tranquilo y no había mucha gente, así que nos relajamos contemplando las vistas y disfrutando del espectacular entorno, que inspira libertad.

Playa de Mar de Fóra
Playa de Mar de Fóra

Para cenar, en vistas a pasar la siguiente jornada viajando de vuelta, recogimos unas pizzas caseras cocinadas en horno de leña en el Asador San Roque, muy cerca del apartamento.